lunes, 30 de noviembre de 2009

Capillas de Jujuy



Bellas capillas de Jujuy

La Quebrada de Humahuaca, a sus preciosos paisajes y los colores de la tierra, suma una riqueza arquitectónica que se expresa en las capillas y pequeñas iglesias de pueblos como Uquía, Purmamarca, Tumbaya y Yavi.

La Quebrada de Humahuaca, en la provincia de Jujuy, une a sus atractivos únicos de maravillosos paisajes, sus riquezas arquitectónicas y un tesoro antropológico incalculable. Así ofrece en su particular geografía, una lectura de lo que constituyó el andamiaje de la colonia en la construcción de una conciencia religiosa, íntimamente ligada a las manifestaciones ya existentes en los pobladores primitivos, amalgamados con la fe que trajeron los colonizadores.

Con un criterio de avanzada para la época, los conquistadores hispanos hallaron el punto justo para insertarse con su nueva doctrina en las ancestrales creencias de los aborígenes.

Según el criterio de notables antropólogos, por estas circunstancias, y teniendo en cuenta que los asentamientos indígenas se situaban en las márgenes del río Grande, las teorías relativas al logro de una integración entre ambas religiones no parecen ser solamente una tesis algo arriesgada. Además, persisten antiguas construcciones coloniales y las bellísimas capillas.

Y en el camino serpenteante hacia la Quebrada enigmática, como la bautizó un notable escritor jujeño y que fue motivo de obras literarias de gran valor, tanto artístico como histórico, comienzan a aparecer en sus márgenes las capillas de cada pequeña localidad que marcan los asentamientos primitivos.

Aunque todos los templos guardan líneas comunes, los materiales con que fueron construidos difieren según la región, guardando todos una sencillez que embellece aún más su tamaño y humildad. Se trata de verdaderas joyas de la imaginería, en las que se destacan los cuadros oscurecidos por el paso de los años, muchos de ellos de neta escuela cuzqueña.

Los autores de las obras, anónimos artistas aborígenes, además de responder a la técnica hispana, aportaron su subjetiva interpretación religiosa, como el caso de los "Angeles Arcabuceros", en la iglesia de Uquía, una de las más visitadas por los turistas. Se trata de una de las dos únicas colecciones del país de esta temática, realizadas en el siglo XVII por indígenas de la escuela cuzqueña. Los artistas, siguiendo el concepto que habían creado en ellos los conquistadores, los pintaron armados de arcabuces, según la usanza de la época.

En este templo, tal vez uno de los más notables y ricos por la decoración y los ornamentos del altar mayor y del púlpito —realizado en primosora artesanía de láminas de oro— pueden apreciarse las dimensiones del coro. La antigüedad parece estar avalada por las gastadas baldosas coloniales del piso original.

Los techos, en su mayoría son de barro y paja recubiertos con madera de cardón, y en las gruesas puertas de algarrobo, lucen gruesos herrajes artesanales, como las campanas de antigua factura y bronces cantarines. De típica arquitectura del altiplano, en su interior también se destacan las tallas de estilo barroco.

En Uquía existe otra capilla muy similar, aunque sin el lujo material y artístico de la que cobija a los "Angeles Arcabuceros". Sin embargo, genera una sensación de frescura.

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